La apofenia, según Wikipedia, es la experiencia que consiste en ver patrones, conexiones o ambos en sucesos aleatorios o en datos sin sentido. En estadística, la apofenia suele estar relacionada con un error que puede llevar a conclusiones falsas en una investigación. La probabilidad de encontrar una asociación falsa o casual entre dos variables, y creer erróneamente que se ha encontrado una asociación real, se incrementa cuando en lugar de aplicar el método científico se realiza el hackeo estadístico de una base de datos. Esta mala práctica consiste en jugar con una base de datos y relacionar la variable dependiente con todas las posibles variables independientes hasta encontrar una asociación estadísticamente significativa, sin haber establecido previamente un marco conceptual y una hipótesis de investigación que justifiquen por qué se van a estudiar estas relaciones.
El 18 de septiembre de 2019, 19 días después de la llegada de la artista a Ciudad de México, y debido a un placer que tiene en observar números y buscar algún patrón en ellos, tomó una foto al número interior de uno de los vagones del metro en los que se transportó ese día. Como suele pasar, una vez me fijada en algún tipo de imagen, evento, situación o patrón, en las siguientes ocasiones, no pudo dejar de ver estos números.
Así las cosas, y sin saber muy bien el por qué, propuso repetir esta acción cada vez que tuviera la oportunidad. La regla era simple: de ser posible, tomarle foto al número del vagón de metro al que se subiera. Esto condicionó todos sus viajes y comportamiento en este sistema de transporte: antes de la llegada del tren localizaba y se ubicaba en las zonas donde quedarían las puertas más cercanas al inicio o final del vagón, pues allí se ubican los números; y al abrirse las puertas, la cámara del celular ya estaba lista y en un movimiento rápido alzaba los brazos y tomaba un par de fotos antes de que el carro se pusiera en marcha.
Hasta el 16 de marzo de 2020 se tomaron 485 fotos. Lo que vino después fue tratar de pensar qué podría hacerse con ellas, o qué estaba pensando la artista mientras lo hacía.
Las cifras
Para trasladarse a los distintos puntos de destino de la Ciudad de México y Zona Metropolitana, el Sistema de Transporte Colectivo cuenta con un parque vehicular de 384 trenes, de los cuales, 321 son de rodadura neumática, integrados por 292 trenes de 9 carros y 29 de 6 carros, así como 63 de rodadura férrea, integrados por 12 trenes de 6 carros y 21 de 9 carros, así como 30 trenes de 7 carros.1 Esto quiere decir que existen por lo menos 3.273 vagones de metro.
La probabilidad de que uno subiera en el mismo vagón más de una vez es de 1/3.273, o 0.030553009%. La probabilidad aumenta un poco si se tiene en cuenta que los recorridos, horarios y ubicación en el metro, con respecto a quien los toma, tienen frecuencias: salir de la casa entre 9 y 11 de la mañana, tomar la línea 3 hacia Universidad o Indios Verdes, subir en los vagones exclusivos para mujeres de ser posible, una o dos correspondencias a lugares recurrentes y en la noche un trayecto de regreso parecido que por lo regular termina en la misma estación. No obstante, incluso moviéndose en una sola línea, por ejemplo la 3, que tiene alrededor de 50 trenes, y asumiendo que cada uno tenga un mínimo 6 vagones, la probabilidad de que la artista subiera más de una vez al mismo es de 1/300, es decir 0.33333%.
Su experiencia fue otra.
Después de estudiar su base de datos de 485 números de vagones de metro de Ciudad de México, los resultados dicen que de esos 485 vagones, en 80 se subió al menos dos veces; es más, en 8 de ellos se ha subido cuatro veces hasta el momento.
El dado para jugar
El azar es una combinación de circunstancias o de causas imprevisibles, complejas, no lineales y sobre todo que no parecen ser predictibles en todos sus detalles. Etimológicamente, deriva del árabe az-zahr, que quiere decir: el dado para jugar. La teoría de la probabilidad es una rama de las matemáticas que estudia los fenómenos aleatorios. Está íntimamente ligada a la idea del azar y de algún modo se esfuerza por delimitar las posibilidades dentro de su naturaleza impredecible.
Cuando se preguntó por primera vez si era probable que subiera en más de una ocasión al mismo vagón se encontró con el ejemplo del lanzamiento de un dado para entender la fórmula. Es un juego muy simple y a pesar de ello atravesado por tantas variables que sale del control de quien lo juega. De alguna manera, en la acción que propuso, su cuerpo funcionaba a la manera del dado cayendo en un vagón diferente (o no) cada vez. Ella también es número.
Tiempo
Lo interesante de los números y las operaciones lógicas matemáticas es que, aun cuando se trate de un asunto de probabilidad, pueden crear un estimado sobre lo que no ha ocurrido, y anticipar una experiencia que incluso podría superar la capacidad del cuerpo. Si se lanzaran los dados de manera continua y en cada lanzamiento el resultado fuera una combinación diferente, se tardaría alrededor de 72 horas en lograr las 60.000 combinaciones posibles contenidas en los cinco dados. De la misma manera, el juego que La artista propone tiene pocas probabilidades de ser acabado algún día. La naturaleza infinita de los números tiene que ver con la naturaleza infinita (o tendiente al infinito) de esta acción que propone.
Con una curiosidad interminable, Valero sigue preguntándose por las limitaciones y extensiones que permiten los números, las fórmulas y los cálculos y su efecto en la realidad. La estadística dice que es poco probable que alguien gane en el juego que se propone, pero por cuenta propia, la artista ha visto también cómo sus cálculos son refutados por la realidad.
Nota final
Si a algún lector le gustaría participar en este juego, se encuentra en Ciudad de México, y se siente segura o
seguro con respecto a encontrarse para una partida, Yorely estará feliz de encontrarse.
Cuarto de Proyectos conducido por Yoshua Okón y Carla Rippey.
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El 18 de septiembre de 2019, 19 días después de la llegada de la artista a Ciudad de México, y debido a un placer que tiene en observar números y buscar algún patrón en ellos, tomó una foto al número interior de uno de los vagones del metro en los que se transportó ese día. Como suele pasar, una vez me fijada en algún tipo de imagen, evento, situación o patrón, en las siguientes ocasiones, no pudo dejar de ver estos números.
Así las cosas, y sin saber muy bien el por qué, propuso repetir esta acción cada vez que tuviera la oportunidad. La regla era simple: de ser posible, tomarle foto al número del vagón de metro al que se subiera. Esto condicionó todos sus viajes y comportamiento en este sistema de transporte: antes de la llegada del tren localizaba y se ubicaba en las zonas donde quedarían las puertas más cercanas al inicio o final del vagón, pues allí se ubican los números; y al abrirse las puertas, la cámara del celular ya estaba lista y en un movimiento rápido alzaba los brazos y tomaba un par de fotos antes de que el carro se pusiera en marcha.
Hasta el 16 de marzo de 2020 se tomaron 485 fotos. Lo que vino después fue tratar de pensar qué podría hacerse con ellas, o qué estaba pensando la artista mientras lo hacía.
Las cifras
Para trasladarse a los distintos puntos de destino de la Ciudad de México y Zona Metropolitana, el Sistema de Transporte Colectivo cuenta con un parque vehicular de 384 trenes, de los cuales, 321 son de rodadura neumática, integrados por 292 trenes de 9 carros y 29 de 6 carros, así como 63 de rodadura férrea, integrados por 12 trenes de 6 carros y 21 de 9 carros, así como 30 trenes de 7 carros.1 Esto quiere decir que existen por lo menos 3.273 vagones de metro.
La probabilidad de que uno subiera en el mismo vagón más de una vez es de 1/3.273, o 0.030553009%. La probabilidad aumenta un poco si se tiene en cuenta que los recorridos, horarios y ubicación en el metro, con respecto a quien los toma, tienen frecuencias: salir de la casa entre 9 y 11 de la mañana, tomar la línea 3 hacia Universidad o Indios Verdes, subir en los vagones exclusivos para mujeres de ser posible, una o dos correspondencias a lugares recurrentes y en la noche un trayecto de regreso parecido que por lo regular termina en la misma estación. No obstante, incluso moviéndose en una sola línea, por ejemplo la 3, que tiene alrededor de 50 trenes, y asumiendo que cada uno tenga un mínimo 6 vagones, la probabilidad de que la artista subiera más de una vez al mismo es de 1/300, es decir 0.33333%.
Su experiencia fue otra.
Después de estudiar su base de datos de 485 números de vagones de metro de Ciudad de México, los resultados dicen que de esos 485 vagones, en 80 se subió al menos dos veces; es más, en 8 de ellos se ha subido cuatro veces hasta el momento.
El dado para jugar
El azar es una combinación de circunstancias o de causas imprevisibles, complejas, no lineales y sobre todo que no parecen ser predictibles en todos sus detalles. Etimológicamente, deriva del árabe az-zahr, que quiere decir: el dado para jugar. La teoría de la probabilidad es una rama de las matemáticas que estudia los fenómenos aleatorios. Está íntimamente ligada a la idea del azar y de algún modo se esfuerza por delimitar las posibilidades dentro de su naturaleza impredecible.
Cuando se preguntó por primera vez si era probable que subiera en más de una ocasión al mismo vagón se encontró con el ejemplo del lanzamiento de un dado para entender la fórmula. Es un juego muy simple y a pesar de ello atravesado por tantas variables que sale del control de quien lo juega. De alguna manera, en la acción que propuso, su cuerpo funcionaba a la manera del dado cayendo en un vagón diferente (o no) cada vez. Ella también es número.
Tiempo
Lo interesante de los números y las operaciones lógicas matemáticas es que, aun cuando se trate de un asunto de probabilidad, pueden crear un estimado sobre lo que no ha ocurrido, y anticipar una experiencia que incluso podría superar la capacidad del cuerpo. Si se lanzaran los dados de manera continua y en cada lanzamiento el resultado fuera una combinación diferente, se tardaría alrededor de 72 horas en lograr las 60.000 combinaciones posibles contenidas en los cinco dados. De la misma manera, el juego que La artista propone tiene pocas probabilidades de ser acabado algún día. La naturaleza infinita de los números tiene que ver con la naturaleza infinita (o tendiente al infinito) de esta acción que propone.
Con una curiosidad interminable, Valero sigue preguntándose por las limitaciones y extensiones que permiten los números, las fórmulas y los cálculos y su efecto en la realidad. La estadística dice que es poco probable que alguien gane en el juego que se propone, pero por cuenta propia, la artista ha visto también cómo sus cálculos son refutados por la realidad.
Nota final
Si a algún lector le gustaría participar en este juego, se encuentra en Ciudad de México, y se siente segura o
seguro con respecto a encontrarse para una partida, Yorely estará feliz de encontrarse.
Cuarto de Proyectos conducido por Yoshua Okón y Carla Rippey.
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